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El 13 de enero se conmemora el Día Mundial de la Lucha Contra la Depresión y es un paso muy importante para la humanidad; ya que este tema fue por muchos años un tema tabú. Siendo la principal causa de suicidios a nivel mundial, por ello fue que comenzó a ser un aspecto esencial que debía tratarse con seriedad.
En 2020, la OMS estableció la "Iniciativa Especial para la Salud Mental", el programa más ambicioso de la OMS en este ámbito hasta la fecha. 100 millones de personas de 12 países tienen ahora acceso a servicios de salud mental.
A raíz de la pandemia causada por el COVID-19, el incremento de depresión y ansiedad han ido en aumento y fue gracias a esto, que la gente comenzó a tener mayor conciencia y empatía de la importancia de la salud mental.
El origen de la depresión puede ser biológico, endógeno, con un mayor componente genético y menor influencia de factores externos. Puede aparecer de manera recurrente y, en algunos casos, guarda una cierta relación con la estación del año. Además, puede aparecer por factores psicosociales.
Los síntomas nucleares de la depresión son la tristeza patológica, la pérdida de interés y de la capacidad de disfrutar y una disminución de la vitalidad que limita el nivel de actividad y produce un cansancio exagerado, que aparece incluso después de realizar pequeños esfuerzos. Durante estos episodios, los síntomas se producen durante gran parte del día, casi todos los días por varias semanas.
Es imprescindible mencionar que como cualquier otra enfermedad la importancia de la detección en una etapa temprana siempre va a ser la diferencia entre el tipo de tratamiento que se debe seguir. El primer paso para diagnosticar y tratar correctamente la depresión es acudir con un psicólogo certificado.
Aunado con la terapia psicológica, el ejercicio físico es un excelente aliado para salir de este problema y mejorar los síntomas.
Numerosos estudios científicos orientados a la prevención han demostrado que el ejercicio físico reduce el riesgo de padecer depresión. Además, las investigaciones sugieren una dosis-respuesta; es decir, que cuanto más ejercicio físico se practique (más de cinco horas por semana) menor será la probabilidad de sufrir este trastorno. Sin embargo, si ya padeces depresión, aún estás a tiempo para beneficiarte de los efectos terapéuticos del ejercicio físico.
¿Cómo actúa el ejercicio físico? Las repetidas contracciones musculares producidas durante el ejercicio físico, producen señales que afectan a todos los órganos y sistemas, entre ellos el cerebro. Los cambios producidos en el cerebro durante el ejercicio físico contrarrestan las alteraciones neuronales que ocasionan la depresión.
Mientras realizamos ejercicio físico nuestros músculos liberan a la sangre multitud de sustancias químicas que afectan a nuestras neuronas haciendo que éstas puedan repararse, proliferar, mejorar su funcionalidad e incrementar sus conexiones (neuroplasticidad).
Son los llamados factores neurotróficos. Precisamente, algunos fármacos antidepresivos median su acción incrementando los niveles cerebrales de estos factores, efecto producido de forma natural al hacer ejercicio físico.
La proliferación de las neuronas (neurogénesis) ocurre en el hipocampo, una región especialmente afectada en desórdenes como la depresión y el alzhéimer. Además, se liberan opioides endógenos (las famosas endorfinas) y endocannabinoides, que modulan el cerebro para producir un efecto ansiolítico, analgésico y sensación de felicidad.
Las personas deprimidas tienen alterados neurotransmisores como la norepinefrina, la dopamina y la serotonina, factores que median nuestro humor (de ahí que uno de los fármacos más utilizados sean los inhibidores de la recaptación de serotonina). A nivel sanguíneo y cerebral el ejercicio incrementa los niveles de serotonina, revirtiendo así su alteración en los pacientes con depresión.
Cuando una persona está entrenada no necesita estar haciendo ejercicio físico para que su cerebro se beneficie. Las personas físicamente activas poseen un mejor riego cerebral que les ayuda a oxigenar sus neuronas y eliminar los desechos que éstas producen de forma natural. Además, muestran menor inflamación, una mayor capacidad antioxidante y un mejor metabolismo, todas ellas actúan en el tratamiento antidepresivo.
La evidencia subraya que el ejercicio aeróbico (correr, nadar, montar en bicicleta, etc.) induce mayores beneficios para eliminar la depresión.
¿Cómo obtener motivación y mantenerme así?
Si bien, la depresión no cuestiona nivel socioeconómico, edad o género, cualquier persona puede atravesar por ella y en la mayoría de los casos, hasta que interfiere en la vida cotidiana de las personas es cuando se toma alguna acción. Lo importante es darse cuenta cuando nuestro estado de ánimo comienza a afectar nuestra vida diaria o nos imposibilita.
El decir “tomo terapia psicológica o asisto al psiquiatra para recibir un tratamiento” es un ejemplo para todos. El tomar la decisión de ayudarse a uno mismo, es el paso más difícil e importante.
Está bien sentirnos enojados, tristes o agotados de vez en cuando, somos humanos. No dejemos que estos sentimientos nos superen. Conoce tu cuerpo e identifica cuando ya pasaste más tiempo llorando o enojado sin una razón. Cuídate y pide ayuda cuando lo necesites. No estás solo.
